Las elecciones presidenciales en Estados Unidos siempre generan gran expectación. Sabemos que las políticas de la mayor economía del mundo tienen implicancias profundas en los mercados financieros globales. Con Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, analizamos el posible impacto de su gobierno para los inversionistas de todo el mundo.
Puntos clave:
Un segundo mandato de Trump podría favorecer un entorno de bajos impuestos corporativos y regulación limitada, beneficiando potencialmente a las acciones.
Es cada vez más probable que se extienda la Ley de Reducción de Impuestos y Empleos de 2017, lo que ha captado la atención de muchos inversores.
La incertidumbre en torno a la inflación, los déficits fiscales y el crecimiento nominal alto es desfavorable para los mercados de bonos y la duración.
¿Cuál es la situación actual?
Las elecciones presidenciales Estados Unidos han sido intensamente observadas, tanto por los inversionistas estadounidenses como por los todos nosotros, los inversionistas globales. Hemos sido testigos del reñido proceso electoral, lo que dejó a los mercados en suspenso durante gran parte del último mes. Al final, solo unos pocos estados indecisos determinaron el resultado a favor de los republicanos.
Donald Trump obtuvo los 270 votos electorales necesarios de los 538 en juego. Las victorias en estados clave como Pensilvania y Georgia fueron cruciales para su victoria. El Partido Republicano retomó el control del Senado y es probable que mantenga su mayoría en la Cámara de Representantes, dándole a Trump, un gobierno unificado y un mandato fuerte para impulsar su agenda legislativa.
Con un posible control republicano de ambas cámaras, es probable que la ‘Ley de Reducción de Impuestos y Empleos’ de 2017 se extienda. Aunque Trump ha expresado repetidamente su apoyo a las reducciones de impuestos, no ha presentado un plan claro para financiar los costos.
Este enfoque probablemente acelerará el crecimiento económico, pero generará incertidumbre en tres áreas críticas: (1) Inflación, que podría aumentar, (2) Deuda pública, que podría agravarse, y (3) Política monetaria, que podría ser menos acomodaticia.
El dólar: Fortaleza a corto plazo, debilidad a largo plazo
¿Dónde queda el dólar estadounidense? A pesar de que Trump ha manifestado su interés en debilitar la moneda, sus políticas económicas podrían tener el efecto contrario a corto plazo. Inicialmente, el dólar se ha fortalecido frente a otras monedas principales. En el mediano y largo plazo, la incertidumbre política y el deterioro de los déficits comerciales y presupuestarios podrían contrarrestar esta tendencia.
Bonos: Menos duración, más crédito
La incertidumbre en torno a la inflación, los déficits fiscales y un mayor crecimiento es desfavorable para los mercados de bonos y la duración. En este entorno político y económico, en Southment nos inclinamos por un enfoque de corta duración hasta que se logre un nuevo equilibrio, donde se pueden fijar tasas de interés atractivas. Los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años aumentaron a su nivel más alto en cuatro meses, alcanzando el 4.46% tras los resultados. La incertidumbre sobre la política comercial y el aumento de los rendimientos de los bonos de Estados Unidos también representan un desafío para la deuda de mercados emergentes. Para los inversionistas que buscan capturar primas de riesgo de crédito, se debería evaluar trasladar parte del portafolio de mercados emergentes a bonos de Estados Unidos, especialmente en emisores ‘high-yield’, para controlar así el riesgo político y de mercados emergentes. El ‘investment grade’ de Estados Unidos, con empresas orientadas al mercado doméstico, podrían beneficiarse de los recortes de impuestos, el proteccionismo y la desregulación.
Acciones: El triunfo republicano es positivo para las acciones de Estados Unidos
Las acciones estadounidenses han tenido un aumento sostenido a medida que se conocían los resultados. Un segundo mandato de Trump refuerza la probabilidad de mantener una baja carga regulatoria y un régimen fiscal favorable, lo que impulsaría las ganancias corporativas y beneficiaría a las acciones. Entre los sectores que probablemente se beneficien de inmediato se encuentran bancos, energía, contratistas de defensa, grandes farmacéuticas y pequeñas capitalizaciones. A mediano plazo, las expectativas de crecimiento en Estados Unidos podrían dar un impulso adicional a sectores cíclicos como industriales y medianas empresas de alta calidad. Las acciones de valor podrían superar a las de crecimiento en un entorno de mayores rendimientos.
Oro: ¿Comprar el rumor, vender la noticia?
El mercado de oro parece haber anticipado un posible triunfo republicano en estas elecciones. Después de mantener un rango de precios estable en las primeras horas europeas, los precios comenzaron a mostrar una tendencia a la baja, lo cual puede interpretarse como un caso de "comprar el rumor, vender la noticia". A futuro, la gran incógnita para el mercado de oro es si el Trump de hoy será similar al de hace ocho años, cuando su política pro-crecimiento fortaleció el dólar y elevó los rendimientos de los bonos, lo cual perjudicó al oro.
Anticipamos un crecimiento mayor, un dólar más fuerte y rendimientos de bonos más altos en esta ocasión, el panorama para el oro parece diferente. Existen preocupaciones generalizadas en torno al aumento de los déficits fiscales y la deuda en Estados Unidos, lo cual podría, en algún momento, amenazar el papel del dólar como moneda de reserva mundial. Esto beneficiaría al oro, aunque no necesariamente de inmediato.
Bitcoin: ¿Una alternativa frente a la incertidumbre?
El entorno de políticas económicas y fiscales podría generar tanto oportunidades como desafíos para las criptomonedas. Con una política fiscal expansiva, mayor deuda y una posible depreciación del dólar a mediano plazo, bitcoin podría consolidarse como una reserva de valor alternativa en un contexto de incertidumbre monetaria.
Muchos inversores han comenzado a ver en bitcoin un activo de cobertura frente a la inflación y la depreciación del dólar, comparándolo en cierta medida con el oro, un oro digital. Aunque no debemos dejar de lado su volatilidad y el marco regulatorio creciente, lo que plantea ciertos desafíos. En un posible escenario de políticas proteccionistas y desregulación financiera, podríamos ver una mayor adopción de criptomonedas en Estados Unidos, lo que fortalecería la demanda de Bitcoin como refugio frente a la inestabilidad financiera y las políticas monetarias poco predecibles. Aún es muy temprano para asegurar esto.
¿Qué significa esto para los inversores?
Un segundo gobierno de Donald Trump tiene el potencial de ser positivo para las acciones, gracias a una política fiscal favorable que podría impulsar las ganancias corporativas, especialmente en sectores cíclicos como energía, industria, y financieras. La expectativa de una menor regulación y beneficios fiscales prolongados también podría favorecer a las pequeñas y medianas capitalizaciones orientadas al mercado estadounidense.
Para los bonos (renta fija), las políticas expansivas y los mayores déficits fiscales sugieren un entorno de mayor crecimiento y posibles presiones inflacionarias, lo que favorece una estrategia de corta duración y una mayor exposición a bonos de alto rendimiento en Estados Unidos, mientras que la deuda de mercados emergentes podría enfrentar retos.
Para los inversores que buscan protegerse de la incertidumbre monetaria y fiscal, tanto el oro como Bitcoin podrían ofrecer opciones interesantes. El oro, tradicionalmente considerado un refugio seguro, podría beneficiarse ante la posible depreciación del dólar a largo plazo. Y bitcoin, cada vez más percibido como una alternativa de cobertura frente a la inflación y la política expansiva del dólar, podría atraer a aquellos inversores que buscan activos menos ligados al sistema financiero tradicional y a la política estadounidense.
Como siempre les decimos a nuestros clientes, un portafolio bien diversificado, con exposición a acciones, bonos y activos de refugio, y cuando lo amerita, activos alternativos, estará bien posicionado en este entorno económico y político.
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